Yoga Sūtras
Segundo capítulo: sobre la Práctica Espiritual o
Sadhana Pāda
Actualizado: abril, 2024
Disminución
de las causas más evidentes de aflicción (II.1-II.9)
Austeridad, estudio de sí mismo y orientación de todas las
acciones hacia el conocimiento del ser supremo constituyen el yoga de la acción
(II.1)
El objetivo del yoga de la acción es provocar el
samādhi y disminuir las causas de aflicción (II.2)
Las causas de aflicción son: ignorancia esencial, conciencia
de existencia individual, pasión, rechazo incontrolado e instinto de
supervivencia (II.3)
La ignorancia esencial es el campo de cultivo donde germinan
las otras causas de aflicción, ya estén latentes, atenuadas, subyugadas o
activas (II.4)
La ignorancia esencial es considerar que el
“sí-mismo-esencial”, (que es) eterno, puro y feliz, es transitorio, impuro e
infeliz (II.5)
La conciencia de existencia individual es la aparente
identificación entre aquello que tiene la facultad de observar y la observación
misma (II.6)
El deseo es consecuencia de las experiencias placenteras
(II.7)
El rechazo incontrolado es consecuencia de las experiencias
dolorosas (II.8)
El apego a la vida ordinaria está arraigado incluso en el
erudito, puesto que fluye por sí mismo (II.9)
Causas
sutiles de aflicción (II.10-II.11)
Las causas de aflicción, en su manifestación sutil, se
erradican mediante un proceso de involución de la mente en la materia
primordial (II.10)
Los procesos mentales que surgen de las causas de aflicción
se evitan con la meditación (II.11)
Karma
(II.12-II.14)
Las causas de aflicción son el origen del depósito de
acciones, cuyos efectos se experimentan en la vida presente y en las futuras
(II.12)
Mientras existan las causas de aflicción, sus consecuencias
serán una existencia terrenal más o menos larga, en un entorno social
determinado que proporcione las experiencias adecuadas (II.13)
Estos tres condicionamientos tienen efectos agradables o
desagradables de acuerdo a su origen en acciones meritorias o no meritorias,
respectivamente (II.14)
Todo
es dolor (II.15-16)
Para quien hace distinciones, en última instancia, todo es
dolor a causa del sufrimiento inherente al cambio continuo de la materia, a las
impresiones latentes cargadas de ansiedad, y al conflicto entre los movimientos
de los constituyentes fundamentales de la mente (II.15)
Debe evitarse el dolor que aún no ha llegado (II.16)
El
origen del dolor (II.17-24)
El origen del dolor es la aparente conexión entre “lo-que-observa” y “lo-que-es-observado” (II.17)
“Lo-que-es-observado”,
cuya esencia son los cinco elementos materiales y los seres vivos, y cuya
naturaleza tiende hacia la luminosidad, la actividad o la estabilidad, tiene
como razón de ser la liberación a través de la experiencia (II.18)
Los constituyentes fundamentales de la mente se manifiestan
en cuatro niveles: lo indeterminado, la primera determinación, lo sutil y lo
concreto (II.19)
“Lo-que-observa” es solo observación y, aunque
inmaculado, es consciente de los pensamientos que surgen (II.20)
La razón de ser de “lo-que-es-observado” es precisamente ser objeto de “lo-que-observa” (II.21)
Una vez cumplido su objetivo, “lo-que-es-observado” deja de
existir para “lo-que-observa”, pero permanece por el hecho de ser común a otros
(II.22)
La conexión entre “lo-que-posee” y “su-posesión” tiene su
razón de ser en la captación de la auténtica naturaleza de los poderes de
ambos, propietario y propiedad (II.23)
La ignorancia esencial es el origen de la conexión entre
“lo-que-posee” y “su-posesión” (II.24)
La
discriminación (II.25-27)
La conexión desaparece con la desaparición de la ignorancia
esencial; el aislamiento trascendental es la cesación de aquello
“que-es-observado” (II.25)
El medio para obtener la cesación de la ignorancia esencial
es el inalterable conocimiento discriminatorio (II.26)
La intuición trascendental de siete pasos es la última etapa
del yogui, para quien el inalterable conocimiento discriminatorio ha surgido
(II.27)
Los
ocho pasos del yoga (II.28-II.29)
La práctica continuada del yoga de ocho componentes destruye
las impurezas y lleva la luz de la comprensión hacia el conocimiento
discriminatorio (II.28)
Los ocho componentes del yoga son: abstenciones,
observancias, postura, control de la respiración, abstracción sensorial,
concentración, meditación e interiorización completa (II.29)
Yamas
y Niyamas, pasos 1 y 2 de 8 (II.30-II.34)
Los yamas son (abstenciones de) causar daño, mentir, robar,
placeres sensuales y riquezas (II.30)
Los yamas constituyen el gran compromiso cuando se extienden
con respecto a todo, independientemente de situación social, lugar, momento o
circunstancias personales (II.31)
Los niyamas son: limpieza, contentamiento, ascetismo,
estudio de sí mismo y inclinación hacia el ser supremo (II.32)
Las malas intenciones se evitan mediante la consideración de
lo contrario a ellas (II.33)
La consideración de lo contrario se practica como sigue:
“pensamientos, que invitan a hacer daño, y otros similares, ya sea hecho por
uno mismo, mandado hacer o simplemente aceptado, proceden de la codicia, la ira
o la confusión, en un grado débil, moderado o intenso”. Tales pensamientos
tienen interminables consecuencias de dolor e ignorancia (II.34)
Beneficios
de Yamas y Niyamas (II.35-II.45)
Cuando la abstención de causar daño se establece en el yogui
con firmeza, los que están cerca abandonan toda hostilidad (II.35)
Cuando la abstención de mentir se establece en el yogui con
firmeza, las acciones y sus frutos se corresponden (II.36)
Cuando la abstención de robar se establece en el yogui con
firmeza, surgen ante él toda clase de riquezas (II.37)
Cuando la abstención de placeres sensuales se establece en el
yogui con firmeza, se adquiere gran vitalidad (II.38)
Cuando el yogui se establece con firmeza en la abstención de
riquezas comprende “el cómo” y “el por qué” de la existencia (II.39)
Con la pureza corporal surge la preocupación por el propio
cuerpo y su protección ante el contacto con cualquier otro (II.40)
Con la pureza mental se purifica la mente produciendo
alegría, atención, dominio de los sentidos y capacidad para la auto observación
(II.41)
A través del contentamiento se obtiene placer insuperable
(II.42)
A través del ascetismo, mediante la destrucción de las
impurezas, perfección del cuerpo y los sentidos (II.43)
A través del estudio de uno mismo, surge la conexión con la
deidad personal (II.44)
A través de la inclinación hacia el ser supremo se logra
plenamente la interiorización completa (II.45)
Āsana,
paso 3 de 8 (II.46-II.48)
Las características de la postura son firmeza y comodidad
(II.46)
La postura surge mediante la relajación de la tensión o
mediante la fusión con la infinitud del espacio (II.47)
A partir de entonces, una vez que surge la postura, al yogui
no le afectan las situaciones extremas (II.48)
Prāṇāyāma,
paso 4 de 8 (II.49-II.53)
Logrado esto, una vez que ha surgido la postura, el yogui
debe controlar la respiración mediante la separación de los procesos ordinarios
de inspiración y espiración (II.49)
La
respiración se vuelve prolongada y sutil siendo consciente de la detención de
los movimientos de inhalación y exhalación, de acuerdo al espacio recorrido por
el aire, al tiempo invertido en el recorrido y al número de respiraciones
(II.50)
La cuarta práctica del control respiratorio trasciende los
ámbitos de la inspiración y la espiración (II.51)
De esta forma, con el control de la respiración, se atenúa
el velo que oculta la luz del conocimiento (II.52)
El control de la respiración también facilita los procesos
de concentración de la mente sensible (II.53)
Pratyāhāra,
paso 5 de 8 (II.54-II.55)
La abstracción de las sensaciones recibidas a través de los
sentidos se asemeja a la naturaleza de la mente cuando se desconecta de sus
objetos (II.54)
De esta forma, con la abstracción sensorial, se logra el
completo dominio sobre los sentidos (II.55)
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Yogadarshana – Yoga y Meditación